poemario loncco
EL AMONTONO
Una escarchada tablada de papas,
en el fresco amanecer espera
después del guaneo, con chacas.
al amontonador que surquea
en su tranco firme por la raima,
Brillan en el hombro sus lampas,
cruzando a prisa verdes pampas.
se reúnen los lonccos pa' la faina,
mientras un silbo tararea un verso,
Sus sombreros pintados con sudor,
de muchas jornadas de esfuerzo,
pa' principiar a rajar la tierra;
impaciente por comenzar su labor.
Sólo esperan que la hora ordene,
Rompe con un carajo el más viejo,
afilan su lampa con una piedra,
pa' que no haya suraino que la frene.
es el capitán que encalla la lampa,
levantando la primera tranca,
el más mandón por ser el más trejo.
ablandando el terreno quirco.
Doblan la espalda en el surco,
agarrando cada uno su pata;
las acarician de mata en mata,
Sus camisas húmedas por el sudor,
Al cual mejor, sacan su contada,
pa' que las critique el cruel capitán;
si trabajan mal, las papas no dan,
como el pecho de la paloma la chaca.
cuando solpla la chicha que dan,
por gastar la lampa con sus callos,
arreyando la tierra pa' los tallos,
con sus bromas pa' mitigar el dolor.
El patrón Calilla ayuda al más lerdo,
y el más taima'u se hace el sordo.
el sobón Alférez al viejo capitán,
Pajar hecho con el sudor de mis tatas,
Sólo cuatro riales por el esfuerzo,
cuando se terminó el destajo;
por ganar las papas pa'l almuerzo.
más caro fue el bendito ¡carajo!
EL GRANERO
sus claraboyas buscando rayos del sol
adobes pircados con el podri'u barro,
pa' guardar el resto del fruto cosecha'u;
granero con tijeral de la mejor madera,
cargando el charqui del gana'u aventa'u
con su techo de paja y tortia'u de cal;
y covachas pa' guardar lo más sagra'u.
Donde roncaban las palas traspalando
donde se curtían las quircas reyatas,
el montón de trigo mentana guarda'u;
el culle negro y el colora'u chapudo
como cordeles que jalaban paredes,
y petates de llama con grano cambia'u,
donde los ensullados montones de papa
buscando luz hasta que la siembra llegue:
blanca, negra, salamanca y chaucha.
Los dientes arrugados del maíz chulpe:
duras riendas que amansaron a los potros
esperaban su desgrano de año en año.
¡Mi viejo granero!, ¡cómo te extraño!,
baúl de los trofeos ganados con trabajo,
de las viejas monturas de cajón colgadas,
ccoccas barretas que en cerros peliaron;
¡Cómo te extraño!, mi viejo granero...
yugos que ccaitiaron a los toros y bueyes.
gastados aperos que amasaron tierra,
qquepinoñes en caronas de cargar trigo,
cabos de lampas comidos por los callos,
ya no abre a tu puerta la llave de loba,
y sinchos con accoccayados garabatos.
¡Mi viejo granero!, hoy abandonado;
se accoccayo la chapa por falta de uso;
te deboró el tiempo, mitigando el hambre;
los moscardones, tu madera tragaron,
a tus paredes la carcomió la lluvia;
se cayó tu techo, por no mirar su dueño
lloraría de pena si te viera el dueño,
regresó a la tierra donde la trajeron.
calientes del rescoldo guardado,
volvería a morir con un desmayo,
por su "guardador de su pan pa' mayo".
LA CCONCHA
en tres tiznadas piedras moría,
Siempre la quija del Loncco
en ceniza las huacacaras volvía;
era la cconcha que en la chacra
un pedazo de charqui chancca'u
eran las tres piedras acaloradas
papas del vecino llauqquiadas,
en la piedra a la presa la doraba;
boca'u que hacía qquetimbiar
un vaso chicha husma o sayana
con un mordiscón di'una cebolla,
luego la olleta con agua y vapor
sacaba el qquechuro con sudor;
agotaba el aderezo de ajo y sal
bien chanccadas en el batán,
con la carne de res del camal,
pa' hacer el chaqque de nabos;
el Loncco se quedaba esponja'u
con un choclo verde ccahuiu
y patasca del buen trigo remoja'u;
tripas y cecina pa' espesar el río,
también ají colora'u pa' dar color;
verdura ccachida, una taja zapallo;
chicharrones pa' mejorar el sabor,
en la ancana un ccachi de tosta'u;
¡SI'AVENTÓ LA VACA...!
Un grito en el frío amanecer
destempló a un modesto loncco,
de un vecino de su pequeño fundo,
que lo gritaba a todo pulmón:
¡Agapooo...! ¡la vaca si'a aventa'u...!
Corre el loncco, con su dolor a cuestas,
se había roto el gastado astero,
ccaclla una rama de su viejo molle;
estaba muriendo su gueg-ra vaca;
por la panza llena que la fatigaba;
se aventó con el serenado brote.
En el frío suelo, balaba a su dueño,
sólo su cría
llamaban gente pa' la vaca amada.
acariciaba el pelo y el calor le daba;
también los perros con su ladrido
¡estaba muriendo la que leche daba...!
Alocado el Loncco de lo que pasaba,
buscó la ternilla y le abrió el hocico,
le metió el molle pa' que regoldara;
Clamaba a Dios a todo lamento
no tenía eructo, no botaba nada,
cerraba los ojos, ¡se estaba muriendo...!
con su mujer y sus tiritantes guaguas.
A la panza, agua; y al, hocico trago;
Le hundió la navaja en el duro cuero,
un poco de barro y bicarbonato;
a la vaca amiga del bello paisaje;
le picó la panza pa' sacarle el aire,
pa' sacar la bazofia, le metió la mano.
La triste mañana, quedó en silencio
porque las avecillas también contemplaban
chirgüía la última gota de la dulce leche
no comprendían por qué estiró la pata;
agitados todos no hallaban que hacer.
Ya que el triste Loncco carajiaba al mundo,
mientras de rodillas su fiel compañera
¡alalau! de mi ccospiada vida,
de las tetas frías de la ubre muerta;
no quería perder la materna ayuda
que la vaca daba a sus hambrientas guaguas.
VIENTO
Viento..., soplo frío de las Punas;
picapedrero de la roca fría
Viento..., que arrancas a las hojas
con el cincel de mis tristes penas.
Resuello que a una amada susurrea
ccachendo un suspiro que llama
en los barrotes de su fría ventana,
al qquempiu que está en la lejanía.
desccolonchándolas de la vida;
Viento..., latigueas a los mares
las arrancas de su tronco con herida
por ser viejas, por ser ccoccas.
ccatatando el veneno a la tierra ;
Madrugador, que vas errante,
vienes a limpiar el suelo ccapante.
silbido frío que desde la Sierra
Viento..., ¿quién eres, por qué te siento..?
arrancando con bravura nubarrones,
pa' hacer meyar hasta los rincones,
humariando la vida en muchos lares.
Andariego, que recorres por el mundo,
te accolpachas con pobres y los ricos,
galopiando por los valles, por los picos;
no te detengas, por favor, ni'un segundo.
¡no mueras!, vive, masqueseya por mí.
¿quién es el que te anima y hasta cuándo..?;
¿será Dios que te está mandando,
EL YARAVÍ
o Él mismo con su prodigioso Aliento?
en la luna llena o en algún desvelo;
¿Por qué te están olvidando, Yaraví?
Te parió la pena, te parió el celo,
decima o cuarteta carajiando el llanto.
Naciste en la esquina di'una chichería,
en las cuerdas tristes di'un madero,
al pie di'un fogón di'una noche fría.
en el quebranto di'un viejo chichero,
Inspiración loncca hecha lamento,
el tormento di'un corazón que suena,
el semblante triste de una pampeña,
gorgojeando el Loncco y la triste guitarra.
Versos que cantan sollozos di'una pasión,
en las ccoccas rejas di'una mujer amada,
como plegaria di'un cariño en prisión.
reclaman beso, una caricia, una mirada,
dentro la humareda di'un fondo de chicha,
Lágrimas enjugadas en tiznada ramada,
con fuerte anizado buscando la dicha,
LA PICANTERÍA
Cómo poder olvidarte, Picantería de mis pueblos,
donde sonccaba la chicha, la usma o la sayana,
mascando un chinchucho, con ese chaqque de nabos.
con el picante jayari pa' apaciguar la mañana;
tu techo de tijera, con su ccechincha llorona;
Cómo no recordar tus tiznadas paredes de adobe;
tus claraboyas pintadas por esa paila glotona,
la candela en la cconcha consumiendo una raja;
tras la tinaja, un chasca para que no te roben.
Tus chombas de chicha, llenas y con espuma,
dos maillanas sudorosas peleando en la tinaja,
la humareda en la chiminea derramaba el apetito,
sacando la última gota al anchi de la seisuna.
Tu alegre pendón rojo, en la puerta nos llamaba;
cuando la coneja se quejaba del cututo con un grito,
a la cuchara de palo, meniando el locro pa' la hambruna;
mientras el carcoso "gato cconchero" miraba
Cómo voy a olvidar al huinco jalando el cconcho,
y cuando soplan la teqque, con esa larga pucuna;
silbando su triste, al son de su batán y chaqquena,
y al Loncco enccapichado con su chalina y su poncho.
Y la hermosa picantera, con sus trenza mal peinada,
siempre carajiando mientras la gota gorda sudaba,
y moliendo su llatan de anauchos pa' la picantiada.
EL GAÑÁN
¡Ya se ha muerto el Gañán!,
se quedó solo el patrón,
se quedó solo el canchón.
se quedó sola la yunta,
está balando la yunta ,
Ya no habrá quien madrugue;
no le trayen su ración.
no le trayen su tercio de chala,
se está muriendo de pena,
No viene el caminar lento,
ese obligado tormento
se va a rajar ese yugo;
cómo extraña a su aijón.
Se van a secar las coyundas,
Nadie consuela a la yunta,
cómo se oxidará ese apero
cómo se resecará el barsón
ni ese surqueo derecho;
no se levanta del suelo,
está perdiendo el resuello
de tanto mirar al pantión.
cómo harán ese melgueo,
Quién hará ese barbecho,
no desensurainarán la ambona,
quién recibira la ración.
Quién ordenará ese muyuri,
quién las chullas sacará;
hoy descansa en el pantión.
se acabó el mejor peón.
Se acabó el loncco huesudo,
el loncco de duros callos;
aquél que doblegó la tierra
EL RACCAY MÁS BELLO
Para que el Loncco no esté con la idea,
Dios hizo Arequipa en Sagrada Epopeya;
arquiando con su arte la loncca Naturaleza,
pintó este raccay más teqque de belleza.
le horquilló una Flor del Texao en el ojal,
Accolpachó las nubes en el Misti canoso;
le puso huaccali y quebradas como rebozo;
el Pichupichu, al la'u lloqque, cubre el frío;
imponente y orgulloso como el Pavo Real.
Con sus brazos extendidos, dando abrigo,
Por un tajo que hizo la arquitectura Divina,
el Chachani con su pucuna sopla y meneya
al que fue ucumare y, hoy, ccariche Sabancaya.
silbando una Pampeña hasta su adorada cuna.
trotea el Chili por la quebrada de Chilina:
ccatatando las lágrimas desde la fría puna,
como redoble de tambores, chúcaras aguas van
Luego, las acequias llevan el preciado vigorón,
pa' humariar las plantas del más lejano rincón;
borda la alfombra verde de la campiña, sin ración;
acompasadas con los repiques di'un sacristán.
También el Loncco con su lampa, apero y ayjón,
con el sillar blanco, que la tierra vomitó,
bendice al raccay más bello, el Divino Redentor;
con el arte y tesón que de sus padres heredó.
Y desde la roca de Sachaca, de su alto Mirador,
en esas alturas, donde el viento se pone a silbar
he veni'u invita'u por la curiosidad
los tristes yaravíes del poeta Mariano Melgar.
SALUDO LONCCO
Desde un bello rincón arequipeño,
para saludarte Blanca Ciudad
en vísperas de tu cumpleaños.
Mi sombrero gasta'u y terno de paño
lo he ccapicha'u en mi vieja barrica;
como soy Loncco que no se achica,
he veni'u a rendirte mi homenaje;
engomina'u y con mi mejor traje,
Ensillé mi mejor caballo de paso
a tirar prosa en tu día, Arequipa.
estaré en la "joroba", "jorobita" y "jorobete",
al primer repique de la campana,
un ccachi de tosta'u de mi ancana;
mi quipo lleno pa' gozar a todo lazo
y la guitarra pa' empeñarla por un caso;
aunque no haya entrada de ccapo,
y, si puedo aguantar, en el "andá y volvete";
tomaré diana con el mejor huacto;
la chicha con el Tuturuto pendenciero;
porque soy un Loncco Arequipeño nato.
También te he traido una ceronada
guardarlos en mis arqueados tercios;
de mis más mejores "lonccos versos",
desgranados con mi modesta tonada,
dedicártelos quiero a ti, tierra amada;
cantar con Melgar y los Cerpa y Llosa,
tomar con nuestro Misti caballero
y, para ustedes, el corazón de este Loncco Chacarero.
una flor de texao pa' la chica más hermosa,
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